Decía mi querido y admirado Eloy Moreno en su libro Invisible;
¿Quien no ha deseado alguna vez ser invisible?
¿Quien no ha deseado alguna vez dejar de serlo?
Lo mismo sucede con los muertos en nuestro país. Que a la mayoría del país nos gustaría que se los hiciera un sentido homenaje y se los rememorará como lo que fueron hombres, mujeres, seres humanos y personas especiales, únicas e irrepetibles.
!Hacer visible lo que ahora no lo es!
Nuestros abuelos, nuestros padres, nuestros hermanos, nuestros primos, nuestros tíos, nuestros sobrinos, nuestros hijos, en definitiva, nuestros seres queridos. Ellos nunca podrán caer en el olvido de nuestra mente y de nuestro corazón.
¿Que está sucediendo; cuando una sociedad convierte en cifras, en números y en vulgares guarismos las muertes de sus semejantes?
Sencillo. La sociedad enferma en un estado de involución integral que es la detención y retroceso de una evolución biológica, política, cultural, económica y religiosa.
Las causas. Incompetencia, deslealtad, imprudencia, dejadez, intolerancia, vergüenza, irresponsabilidad, bajeza, irrespetuosidad, desistimiento e insensatez,
El diagnóstico que siempre se ha basado en la observación de los síntomas es contundente. Olvido, dejacion, abandono y vejación.
Ninguna vida podrá volver tras el terrible daño causado. Se fueron y ya no volverán. No llenarán nuestros hogares con sus risas, sueños e ilusiones. Su mayor legado es nuestro recuerdo.
!Nadie muere si tiene a alguien que puede recordarlo!