Quien no ha jugado al escondite en alguna ocasión en el transcurso de sus vidas.
El escondite es un juego infantil en el que unos jugadores se esconden y otro busca a los escondidos.
Y eso está sucediendo con los fallecidos ante esta tremenda situación que estamos atravesando. Equivocados estaríamos sino pensáramos que el dolor, la tristeza y la muerte forman parte de la vida.
Aprendamos de las lagrimas que se deslizan justo por donde encuentran menos resistencia justo al contrario que los seres humanos.
Ellas no esquivan, no engañan, no escurren el bulto, no se ocultan, no disimulan y no tapian su libertad de existir.
Nos están dejando aquellos que aman a tus hijos como si fueran suyos, los que siguen llamándonos mi niño aunque aquellos a los nombran, están más cerca de la vejez que de la niñez, los que llaman todos los días para saber como estamos aunque no tengan nada nuevo que contarnos , los que esperan desvelados tú aviso cuando hemos marchado de viaje a otro lugar. Aquellos que abandonaron sus sueños para que nosotros pudiéramos alcanzar los nuestros.
Su mayor legado es, fue y será su ejemplo de vida. Nuestro homenaje abrazar, acariciar, besar y amar su último adiós.
