PROGENITORES

Recuerdo una conversación tras la muerte de Fernando, amigo y padre de mi querido y admirado Álvaro. En ella decía;

A esta edad, no perdemos a un padre, porque su función como padre ya la hizo en su momento aunque crean que todavía debían tratarnos como hijos y protegernos. A esta edad, lo que perdemos es un amigo, una persona con la que charlar de igual a igual, con la que aprender y a la que enseñar. Creo que esta es la edad perfecta para disfrutar con un padre, porque lo hacemos con un amigo.

Un padre es aquel que está en las situaciones más convulsas, trágicas y difíciles de nuestra vidas.

Ellos fueron, son y serán la mejor versión diaria de nosotros mismos.

Acompañar, guiar y escuchar es su mayor legado.

Los padres son de los que, cuando ya no están entre nosotros, más te acuerdas de ellos por aquello que te dijeron, los que antepusieron sus sueños a que tú cumplieras los tuyos, los de la generosidad,sin límites, los de la disciplina como aprendizaje, los de la responsabilidad sin límites, los del sacrificio eterno y del amor sin reservas.

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