Las cifras y los números quien los hace importantes es el ego de los seres humanos.
Decía un gran amigo el otro día mientras conversábamos: “nuestro mundo vive gobernado por los números. Las empresas, son números; el bienestar de un país, son números; la salud de las personas, son números y, cómo no, el aprendizaje de una persona, su educación, su formación humana, siguen siendo números. Bajo este mantra caben dos caminos: dejarse llevar o resistir el embate con fuerzas renovadas.
Los números no dejan de ser cifras, guarismos o dígitos, no lo voy a negar. En un mundo en el que la digitalización dirige nuestras capacidades, habilidades y destrezas, estos son, lamentablemente, de vital importancia para el desarrollo, crecimiento y evolución de nuestra comunidad, nuestro entorno y nuestro mundo. No debería ser así. El depender-como define la Real Academia de la Lengua Española-de un “concepto matemático que expresa una cantidad con relación a la unidad de cómputo” y que “resulta de contar los elementos que forman un conjunto” no muestra el avance de una sociedad, sino todo lo contrario: la mutila para seguir avanzando.
Hay que decidir si ser líderes o vasallos, si los números nos van a servir a nosotros o nosotros vamos a convertirnos en sus siervos.
¡¡¡Numeraos, por favor!!!
