BAPU & PATER

Papá, así es como apodaban cariñosamente al alma grande de India, Mahatma Gandhi. El nunca fue de nombres rimbombantes, perniciosos o nocivos. Era sencillez, humildad y simplicidad.
Lucho por la independencia de su pueblo desde la no violencia. A través de un activismo pacifista para que se respetaran las libertades de sus conciudadanos.
Y padre es como le gustaban que lo llamaran “sus niños” a Don Bosco (Giovanni Melchiorre Bosco). Sacerdote, educador y escritor italiano del siglo XIX que fundó la Congregación Salesiana.
Su obra fue crear una familia, un hogar, una educación y un futuro para los jóvenes necesitados de aquella sociedad clasista que denostaba a los chavales que habían cometido algún error anteriormente en sus vidas.
Los muchachos de Turín. Durante 1841 había 7148 niños menores de diez años empleados de la construcción, pintores de brocha gorda, deshollinadores, costureros y otros oficios de la época. Italia, como parte de Europa estaba enredada en plena Revolución Industria.
D.Bosco batalló contra la explotación infantil y la consecución de un trabajo digno para todos ellos. Jornadas laborales adecuadas, salarios decentes para la época y alfabetización de todos ellos.
Meditadlo. Ambos tenían algo en común. Pelearon hasta la extenuación por los derechos humanos de las personas.
Decía San Juan Bosco “que ser santo es convertir lo ordinario en extraordinario.”
La forma en la que Gandhi y Don Bosco vivieron con su ejemplo diario fue sin lugar a duda la mejor de sus enseñanzas.
La violencia solo trae consigo intolerancias, odio y rencor. El amor al prójimo conlleva respeto, educación y paz.

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